Guion de la entrevista
Datos personales:
Matilde Petra Montoya Lafragua, nacida el 14 de Marzo de 1859 en la Ciudad de Puebla.
Ilustre mexicana, tuvo un destacado papel en la historia de la medicina en nuestro país al llegar a ser la primera médica mexicana. Este hecho fue muy significativo para nuestros días, porque logro titularse aunque el sistema que había cuando estudiaba no lo permitiera, esto inspiro a muchas mujeres que estaban interesadas en estudiar. Su herencia es evidente en nuestros días y se ve reflejada con toda una generación de destacadas colegas en las diferentes áreas de la medicina y en el gran número de mujeres jóvenes que ingresan a las facultades y escuelas de medicina.

Rosario Castellanos Figueroa, nacida el 25 de Mayo de 1925 en la Ciudad de México (D.F. en ese entonces). Ella siempre se consideró de Comitán de Domínguez, Chiapas, en donde pasó gran parte de su infancia. A los dieciséis años, regresó a la ciudad de México.
Fue una escritora y diplomática mexicana, considerada una de las escritoras mexicanas más importantes del siglo XX.
Rosario vivió en carne propia y en la de los indígenas, la discriminación y el abuso, en muchas ocasiones brutales, en especial para las mujeres, a quienes dedica gran parte de su obra narrativa. Se sentía culpable por pertenecer al grupo de los blancos ricos y explotadores, por eso cuando mueren sus padres, comía con los indígenas y les regaló sus tierras.
En enero de 1948, cuando Ella va a cumplir 23 años, de una manera súbita y casi simultánea, mueren sus padres. 
Ingresa a la Universidad Nacional Autónoma de México, ahí se relaciona con Ernesto Cardenal, Dolores Castro, Jaime Sabines, Ernesto Mejía Sánchez, Otto Raúl González, Luisa Josefina Hernández y Augusto Monterroso. 
Colaboró con el rector, doctor Ignacio Chávez, ocupando el cargo de Directora General de Información y Prensa de la UNAM, de 1960 a 1966. Por estos años y hasta 1974, fue catedrática de la Facultad de Filosofía y Letras de su alma mater.
Egresó de la Maestría en Filosofía de la UNAM, con la tesis titulada: “Sobre cultura femenina” 
Estudió también en la Universidad de Madrid, con una beca otorgada por el Instituto de Cultura Hispánica.


María del Pilar Roldan, nació el 18 de Noviembre de 1939, en la Ciudad de México.
Fue una esgrimista en la categoría de florete y la primera mujer mexicana en ganar una presea olímpica en la historia, en este caso durante los Juegos Olímpicos de México 1968 con una medalla de plata.
Siendo hija de destacados tenistas, María Tapia y Ángel Roldán, quienes ganaron varias medallas para México en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, muy pronto también se interesó en el deporte. Con apenas 8 años comenzó a tomar clases de tenis en el prestigiado Club Chapultepec.
Tras leer 'Los Tres Mosqueteros' de Alejandro Dumas, Pilar decidió cambiar las raquetas por el florete, inspirada por la obra del escritor francés. Con 13 años, y apoyada por sus padres, comienza a tomar sus primeras clases de esgrima. Su pasión e interés por esta disciplina contagió a su familia, especialmente a su padre, quien contrató a un maestro que diera clases privadas a su hija, además de construir un área de entrenamiento en su casa y tomar él mismo lecciones de esgrima. 
                     
Elvia Carrillo Puerto, nació el 6 de Diciembre de 1878 en Motul, Yucatán.
Elvia Carrillo fue alumna de la poetisa Rita Cetina Gutiérrez, aprendiendo de ella, la noción de igualdad de género. Gracias a su influencia, estudió textos escritos por grandes teóricas de los derechos de la mujer, como Mary Wollstonecraft, Flora Tristán y Victoria Woodhull.

En 1912, fundó la primera organización femenina de campesinas con la finalidad que a las mujeres jefas de familia se les garantizaran los mismos derechos que a los hombres en la distribución de tierras. Un año después, se convirtió en una de las más importantes organizaciones de la región debido a la gran cantidad de contingentes que la conformaban. Su activismo fue incansable. Participó en la fundación de las “Ligas de Resistencia Feministas” tratando de llamar a las mujeres de todo el estado a organizarse y apoyarse unas a otras en temas urgentes como: derecho al voto, higiene, alfabetización, control de la natalidad; este último, era un paso indispensable en la búsqueda de libertad de las mujeres y sostenía de fondo la más intolerable de las reivindicaciones para las sociedades conservadoras: “el derecho de las personas a vivir su sexualidad de una manera libre y lúdica, más acá o más allá de los fines reproductivos” (Lemaitre, 1998).

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